En el periódico de hoy, tu horóscopo te informa (y también a 400 millones de personas que han nacido bajos el mismo signo) que vas ha tener un nefasto día. Y así ocurre, tienes uno de esos días que mejor no levantarse de la cama. Por tanto:
¿será verdad eso se la astrología?
Y entonces ¿cómo lo ves ahora? ¿estás seguro de que también te hubiera pasado este día si no lees el horóscopo? Claro está esto no se puede explicar a posteriori.
Cuando leemos este tipo de información es suficiente para que focalicemos todos nuestros sentidos en evitar la situación. Y justo lo que uno hace por escapar del desastroso día, es lo que lleva al cumplimiento de lo que había profetizado el horóscopo.
Si esto es así, podemos observar otro efecto de la evitación, es decir, el poder de atraer en determinadas circunstancias justamente todo lo contrario de lo que pretendemos. Ya que cualquier expectativa, temor, convicción o una simple sospecha de que las cosas puedan ir en ese sentido, es suficiente para que las cosas evolucionen en ese sentido.
Este tipo de sospecha puede ser desencadenada desde el interior, por pensamientos o convencimientos internos o desde el exterior por personas ajenas. Otro factor importante para reafirmarnos en nuestro convencimiento es el número de personas involucradas. Esto es, a mayor número de personas más convincente es la sospecha.
Sólo basta sospechar, con o sin fundamentos, que se están cuchicheando o burlando de nosotros para afinar la atención, y cualquier movimiento, guiño, complicidad o risas, se entenderá con signos conspiradores. La profecía se ha cumplido.
Este es un mecanismo increíblemente bueno y sin fallos. La mente humana es muy manipulable y si no se hace balance de lo que cada uno aporta a este sistema, este continua hasta sus últimas consecuencias. Ya que una vez activado el sistema, el individuo no se para a pensar quien fue el que provoco la situación. Si su conducta de desconfianza o las risas de los otros.
Esta profecía autocumplida crea una nueva realidad como si se tratara de la mejor película de Hollywood. Esta forma de operar es la preferida por todo aspirante a amargarse la vida y también la que observamos en el ámbito social. Si, por ejemplo, se impide que el colectivo de inmigrantes (cualquiera) el acceso a prestaciones, vivienda, educación, porque en opinión de la mayoría son gente holgazana, que vive del cuento, no integradas, entonces se les obliga a que se dedique al menudeo, prestamista, contrabandista y otras ocupaciones parecidas, confirmando la opinión de la mayoría.
Por tanto, la profecía de un suceso lleva al suceso de la profecía. La única condición es que uno se profetice o deje profetizar y que luego lo considere un hecho con consistencia propia, independiente de uno mismo.
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